La Guerra Federal
Guerra civil venezolana, también conocida con el nombre de Guerra Larga, Revolución Federal o Guerra de los Cinco Años, utilizada esta última denominación por aquellos historiadores que sitúan el comienzo de la guerra con los primeros alzamientos ocurridos contra el recién instaurado gobierno de Julián Castro (mayo-julio 1858).
Con la
Revolución de Marzo de 1858, comenzó la cadena de acontecimientos que encendió
la chispa de la Guerra Federal. Bajo la dirección de Julián Castro, el
movimiento insurreccional prometía liberar a todos los trabajadores, sirvientes
y campesinos que tomaran las armas de las deudas que tuvieran con sus patronos,
sumas éstas que serían financiadas por la Tesorería nacional al triunfar la
revolución. Pero, una vez consolidado el nuevo gobierno, el predominio del
elemento conservador en su seno junto con las medidas de retaliación contra
cualquier intento de oposición, reavivaron la lucha.

Rumores
de que el Gobierno de Casto se proponía restablecer la esclavitud y que los
hierros que se utilizaban para marcar los sacos de añil serían, en realidad,
hierros para marcar a los futuros esclavos, servían para exaltar el terror de
las poblaciones rurales a las cuales se les decía, además, que iban a ser vendidas a los ingleses
quienes, supuestamente, iban a utilizar su carne para hacer jabón y sus huesos
para fabricar mangos de cuchillos y de bastones.
En
respuesta, las consignas de: «¡Mueran los blancos!» y «¡Hagamos una nación para
los indios!», eran muestras del grado de violencia alcanzado. Mientras tanto,
la reunión en Valencia de una Convención Constitucional intentaba traducir los
principios de la Revolución de Marzo en términos de un programa político.
Los
diputados liberales ante la Convención se hicieron voceros de un sistema federal
de gobierno, el cual, junto con el sufragio universal era, según ellos, «…lo
que se necesitaba para asegurar la estabilidad de Venezuela…»

Pero, en
realidad, la nueva Carta Magna se encontraba desfasada con relación al
desarrollo de los acontecimientos en el país. Desde el destierro, en las
vecinas islas caribeñas de Curazao y Saint Thomas, los jefes liberales
expulsados en junio de 1858 se organizaban, preparaban tropas, elaboraban
programas (destacándose entre ellos el
Programa de Federación, elaborado en Saint Thomas por la Junta Patriótica de
Venezuela, presidida por Félix María Alfonzo). En agosto de 1858, un intento de
los liberales para derrocar a Julián
Castro, conocido como La Galipanada, es debelado y fracasa; pero el
domingo 20 de febrero de 1859, el comandante Tirso Salaverría, seguido de 40
hombres, asalta con éxito el cuartel de Coro, se apodera de 900 fusiles y lanza
el «Grito de la Federación», cuya fecha pasará
luego a formar parte del escudo nacional, al lado de la fecha del 19 de
abril de 1810. La guerra había empezado.
La
Guerra Federal no involucró a todo el territorio venezolano. Los combates
más importantes quedaron circunscritos a
la zona de los llanos altos y bajos (el territorio de los actuales estados
Barinas, Portuguesa, Cojedes, Apure y Guárico);
varios brotes se registraron en la zona central (estados Falcón, Lara,
Yaracuy, Carabobo y Aragua), así como en el oriente (principalmente en el territorio
de los estados Anzoátegui y Sucre), pero
se trataba en estos casos de actividades de guerrilla que sólo lograron cobrar
importancia en los últimos meses de la contienda. Regiones enteras del país,
como los Andes, Guayana y el Zulia se mantuvieron prácticamente al margen de la lucha.
En los
Andes, particularmente, se rechazaron, en varias oportunidades, las incursiones
de los «vándalos de Apure», como así los
llamaron.

El
problema aquí surge, en gran parte, debido a la carencia de cifras, producto
del desbarajuste de los organismos de control y fiscalización de las aduanas;
pero la falta de documentación estadística no equivale siempre a una ausencia
de producción. Para lograr una comprensión del fenómeno, conviene analizar la
Guerra Federal desde el triple aspecto militar, político y social. Durante el tiempo
en que duró la contienda armada, el debate político, centrado en Caracas, giró
en torno a la oposición tradicional entre los sectores liberales y
conservadores.
Roto el consenso inicial de la Revolución de Marzo de 1858,
Julián Castro buscó la alianza de uno u
otro bando con el fin de lograr su propia permanencia en el poder. Sus
maniobras, sin embargo, sólo lograron acelerar su caída (1.8.1859); el establecimiento de un efímero Gobierno
provisional federalista que dura menos de 24 horas y que, después del episodio
de La Sampablera (2 de Agosto de 1859), es reemplazado
por un nuevo Gobierno de tendencia conservadora. Sin embargo, dentro del propio
Partido Conservador, se enfrentan 2 tendencias: la de los «constitucionalistas»
o «legalistas», voceros de un Gobierno civilista y que apoyan a Manuel Felipe
de Tovar y Pedro Gual; y la de los «dictatoriales», encabezados por Pedro José
Rojas, quienes promueven la figura de José Antonio Páez como única salida para restablecer la paz.


En el
plano militar, la Guerra Federal fue, esencialmente, una guerra de guerrillas.
Fue, también, en sus inicios por lo menos, la primera contienda armada en que
se utilizó la recién instalada red del
telégrafo eléctrico como medio de información; pero, al poco tiempo, la
destrucción de los cables y de las estaciones telegráficas paralizaría este servicio. Sólo durante el
primer año (febrero 1859-febrero 1860), se puede hablar de una unidad de mando
en el seno del Ejército federalista, en el desempeño de la cual Ezequiel
Zamora, hasta su muerte inesperada en San Carlos (10 de Enero de 1860),
demuestra unas destacadas cualidades como estratega.

El saldo
en vidas de la contienda no se ha podido determinar con precisión: las
estimaciones varían entre 150.000 y 200.000 muertos (sobre una población total
de aproximadamente 1.800.000 hombres, o sea entre un 8% y un 11% de la
población del país), aunque es necesario señalar que la malaria y las
disenterías cobraron probablemente un número mucho mayor de víctimas que los
combates propiamente dichos. Desde un punto de vista demográfico, además
de la pérdida en vidas humanas, la Guerra Federal generó un importante
proceso de movimiento de poblaciones, tanto por los combatientes que desplazó
dentro de los teatros de operaciones guerrilleras como por las migraciones que
suscitó, particularmente desde los llanos de Barinas y Portuguesa hasta la zona
andina.
En la
Guerra Federal, la dirección política de la insurrección, especialmente después
de la muerte de Ezequiel Zamora, la desempeñan los terratenientes, capas
sociales de la pequeña burguesía urbana y caudillos militares ideológicamente
aburguesados, oprimidos pero no explotados por el orden político dominante…»
Este hecho ayuda a entender el desfase, particularmente durante los inicios de la
contienda, entre los manifiestos que justifican la rebelión y la reacción
popular que suscitan.
El
programa político del propio Zamora era de naturaleza esencialmente
intelectual, primordialmente político y más
bien moderado que radical: exigía la abolición de la pena de muerte, la
prohibición perpetua de la esclavitud y el sufragio universal combinado con el
principio alternativo de gobierno. Pero, el «Grito de la Federación» traía
consigo nuevamente la irrupción violenta en el escenario venezolano de las
masas llaneras. Al igual que en 1813-1814 con las huestes de José Tomás Boves, el ansia igualitaria de la «sociedad
llanera» se enfrenta a la «sociedad jerárquica»
que de hecho, han mantenido las instituciones republicanas del país.
Más que una «insurrección campesina», en
el sentido europeo de la palabra, la Guerra Federal presenció un renovado
intento de fusión entre 2 realidades sociales y raciales, blancos contra razas
mezcladas, de la Venezuela agraria.
Por ello, el período de 1859 a 1860, cuando la
insurrección se concentra y cobra fuerza en los llanos apureños, portugueseños
y barineses, es visto como el año de la gran amenaza, de la grande peur. De
allí la insistencia de muchos autores en destacar los aspectos de «barbarie»
que caracterizaron muchos episodios de la contienda.
Muerto Zamora y dispersado el Ejército federalista
después de la batalla de Coplé, el
impacto social del movimiento se atomiza. Las tropas federales, armadas de
formularios en blanco firmados por Falcón o por otros jefes, otorgaban ascensos
y títulos militares a lo largo y ancho del país.

El debate en torno al federalismo nunca pasó de ser un
intercambio ideológico entre las élites políticas del país. Quizás, entonces, deba buscarse el significado
más profundo de la Guerra Federal en el
proceso integrador que representó para 2 sociedades venezolanas antagónicas y
en pugna.
Bibliografía
Fundación Polar (1998) Diccionario de Historia de
Venezuela (CDROM) Caracas
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