LA PRESIDENCIA DE LINARES ALCÁNTARA
Al Septenio le
siguió la presidencia de Francisco Linares Alcántara, elegido por Guzmán Blanco
para sucederlo. Linares Alcántara ganó las elecciones en febrero de 1877, fue
en ese mes cuando Guzmán Blanco viajé a Europa con su familia, confiado en que
su protegido seguiría con su política Francisco Linares Alcántara. nació en
Turmero el 3 de abril de 1825. Militar y político, participó en la Guerra
Federal (1859-1863) y luchó en defensa de la causa liberal (1868-1870). Inició
su carrera política en 1854 cuando fue elegido diputado al Congreso Nacional. El 27 de febrero de
1877, Linares Alcántara fue elegido presidente del Congreso Nacional. Se le
otorgó el titulo de El gran demócrata por permitir el regreso de los exiliados
políticos en medio de una gran reacción nacional en contra de Guzmán Blanco.
Murió
repentinamente en la Guaira el 30 de noviembre de 1878, justo en ese momento
avanzaba hacia Caracas una revolución con la clara intención de quitarlo del
poder y restituir a Guzmán.
El gobierno de
Francisco Linares Alcántara, en los escasos 18 meses de su duración, fue un
período cuyas metas estuvieron orientadas hacia lograr una apertura política,
calificada como democrática,
Símbolo de este
clima de apertura y del respeto por los derechos individuales, fue el decreto
del 24 de mayo de 1877 (núm. 2.051), llamado Decreto de la Paz, el cual
permitía el regreso a Venezuela de los exiliados políticos.
De igual forma,
la proposición para un decreto de amnistía general con la liberación de todos
los presos políticos, el cual fue aprobado por los diputados en la Asamblea
Nacional Constituyente en diciembre de 1878 (ya muerto Linares Alcántara), apuntaba hacia una mayor apertura que la que
había imperado durante el Septenio guzmancista. Aunque el Congreso de 1877 fue
responsable de un plan para permitirle a los 20 estados formar una compañía
para explotar las minas de oro de Guayana, logrando así abrir otra fuente de
ingresos para las arcas, siempre vacías, de los diferentes estados, la decisión
del Congreso de 1878 relativa a las obras públicas es lo que más se destaca del nuevo enfoque gubernamental.
El decreto núm. 2.094, emitido por el Congreso el 15 de mayo de 1878,
estipulaba que cada estado recibiría, del presupuesto nacional de Obras
Públicas, la suma anual de Bs. 120.000 que sería aplicada a aquellas obras que
las autoridades estatales consideraran como más
beneficiosas para su respectivo estado; esto significaba un cambio
radical con respecto al control centralizado de los proyectos de obras públicas
llevado a cabo durante el Septenio.
Si bien el
decreto que pedía la demolición de las estatuas de Antonio Guzmán Blanco, aprobado por la Asamblea Nacional
Constituyente el 19 de diciembre de 1878, después del fallecimiento de Linares
Alcántara, es generalmente considerado como la culminación del proceso político
iniciado con su ascenso al poder, sin embargo, mucho más indicativos del rechazo político hacia el
gobierno del Septenio fueron los hechos siguientes: el decreto, aprobado el 18
de diciembre de 1878, que revalidaba la Constitución de 1864; las reformas que
una comisión especial recomendó para la consideración del próximo Congreso; así
como las propuestas de revisar la ley de septiembre de 1872 que había prohibido
los seminarios y de devolverle a sus antiguos dueños los bienes
eclesiásticos que habían sido
confiscados.
De hecho, el
período de gobierno de Francisco Linares Alcántara marcó un proceso de reacción contra
Guzmán Blanco que se inició,
virtualmente, desde abril de 1877, con la publicación de varios periódicos,
entre ellos La Prensa Libre de Puerto Cabello, o posteriormente, La Tribuna
Liberal de Caracas que entablaron fuertes polémicas con La Opinión Nacional,
vocero oficioso del guzmancismo.
Numerosas hojas
sueltas que circulaban en Caracas y en las principales ciudades del interior
atacaban abiertamente la figura del Ilustre Americano, calificándolo de:…insigne malhechor, ladrón, sacrílego,
etc.
Los guzmancistas
incondicionales acusaban la indolencia cómplice del gobierno que no hacía nada
para impedir las circulación de estos pasquines. La chispa que generaría el
incendio de la reacción fue el proyecto de honores al general Linares
Alcántara, presentado ante el Congreso a
iniciativa de Nicanor Bolet Peraza el 8 de mayo de 1877. A tenor del proyecto,
se le concedería al presidente Alcántara
el título de Gran Demócrata.
En esta
oportunidad, varias intervenciones en la Cámara
de Diputados se convirtieron en ataques directos a Guzmán Blanco quien optó entonces por ausentarse del
país (19.5.1877). Los episodios de la reacción se fueron concretando: Decreto
de la Paz del 24 de mayo de 1877; el regreso a Venezuela del ex arzobispo de
Caracas Silvestre Guevara y Lira (7.8.1877); la reapertura del Colegio de
Ingenieros, clausurado por el Ilustre Americano.
A comienzos de
1878, una intensa campaña de glorificación al presidente Alcántara se unía a la solicitud del retorno a la
Constitución de 1864 que extendía a 4 años la duración del período
presidencial. A pesar de que la opinión pública discutía desde mediados de 1877
las posibles candidaturas para la sucesión presidencial, “No habrá elecciones” era el comentario del día.
Los propósitos
continuistas de Linares Alcántara se
sumaban entonces al proceso de reacción contra Guzmán Blanco. La muerte repentina del Gran
Demócrata (30.11.1878) no interrumpió este proceso que siguió con el decreto
del 18 de diciembre de 1878 que revalidaba la Constitución de 1864 y con el del
19 de diciembre que pedía la demolición de las estatuas de Guzmán Blanco en Caracas.
Ante el vacío de poder que había
dejado la muerte de Alcántara, la
Asamblea Nacional Constituyente, reunida en Caracas, acogió la proposición de
Nicanor Bolet Peraza de elegir como primer designado al general Gregorio
Valera, un hermano del difunto presidente y como segundo designado al general
Gregorio Cedeño, quien se desempeñaba como presidente del estado Carabobo
(20.12.1878). Valera se encargaría del Poder Ejecutivo hasta tanto se
celebrasen las elecciones. pero los partidarios de Antonio Guzmán Blanco, dirigidos en esta oportunidad por
Francisco González Guinán, lograron atraer a su causa al general
Cedeño quien encabezó, el 29 de diciembre de 1878, la llamada Revolución
Reivindicadora cuyo objeto era el retorno al país del Ilustre Americano y
el fin de la aventura reformista iniciada por Francisco Linares Alcántara.
Tomado de: Fundación Polar (1998)
Diccionario de Historia de Venezuela (CDROM) Caracas
BIBLIOGRAFÍA:
ARESTIGUETA
MONTERO, RAFAEL. Para la historia: la administración Alcántara. Caracas: Imprenta de La Opinión Nacional,
1878;
BIGOTTE,
FÉLIX E. La verdad revelada. Caracas: Imprenta de Jesús María Soriano e Hijos,
1878;
GONZÁLEZ
GUINÁN, FRANCISCO. Mis memorias. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la
República, 1964;
LINARES
ALCÁNTARA, FRANCISCO. El ejecutivo nacional a los venezolanos. Caracas:
Imprenta Nacional, 1877; __. Mensaje del Presidente Constitucional de los
Estados Unidos de Venezuela, presentado a la Legislatura Nacional de 1878.
Caracas: Imprenta de La Opinión Nacional, 1878
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