Revolución Azul o Revolución
Reconquistadora Diciembre 1867 - Junio 1868
Fue un movimiento
insurreccional mediante el cual diversos sectores políticos y regionales,
más o menos puestos de acuerdo,
derrocaron al presidente de la República Juan Crisóstomo Falcón y a su sucesor
interino Manuel Ezequiel Bruzual.
Con las acciones
emprendidas bajo el nombre de Revolución Azul se definió, en su fase militar,
el conflicto político que existió en 1868 entre importantes núcleos liberales y
el gobierno del mariscal Juan Crisóstomo Falcón. Aunque el movimiento
insurreccional tiene fechas precisas de
surgimiento y conclusión, las causas por las cuales se originó deben ser
rastreadas mucho más allá de su cronología inicial. En efecto, pueden
fecharse desde 1864, el año siguiente al triunfo de la Guerra Federal y del
acceso de su dirigente máximo, Falcón, a
la presidencia de la República.
Los
argumentos ventilados en todo este proceso evolucionaron desde ligeros
resentimientos personales hasta la impugnación del mandato presidencial de
éste, incorporando como último alegato la necesidad de salvar la revolución. En
1864, la disidencia había comenzado a hacer armas, y por espacio de 3 años,
acumuló experiencias militares y políticas en casi todo el país, destacándose entre los enemigos más encarnizados del gobierno connotados
dirigentes liberales quienes, por afinidad de credo político, deberían de haber
sido solidarios con el mariscal presidente y su gestión. Se trataba, no
obstante, de pronunciamientos regionales exitosamente combatidos. Pero, en
1867, casi no había una localidad significativa donde la represión, desatada
para evitar los alzamientos o castigarlos después de disueltos, no agrupara a
liberales descontentos. Estos ya propendían más
a un entendimiento con los conservadores para estructurar la oposición
antes que a reintegrarse al ideario político del cual procedían; eso sí, fenómeno curioso, sin renunciar a
considerarse militantes del liberalismo.
En
septiembre de 1867, se constituyó en Caracas un comité de liberales y
conservadores cuyo objetivo básico era
derrocar el gobierno. Sus miembros principales eran los generales Luciano
Mendoza y Pedro Ezequiel Rojas, así como Guillermo Tell Villegas, Elías
Rodríguez, Martín J. Sanabria y José Antonio Mosquera. Inmediatamente
comenzaron a establecer contactos con personas de confianza en otras ciudades.
Pero el mayor problema de los liberales opuestos al gobierno era la falta de un
jefe nacional con suficiente personalidad para unificarse en torno a él. Llegaron
a opinar que lo fundamental era mantener la rebeldía local y cuando se
produjeran los levantamientos militares provocados por el deterioro de la
situación, entonces surgiría un conductor a quien seguir. En ese estado de
cosas, ocurrieron diversos intentos insurreccionales en varias partes del país,
incluyendo la fallida revolución, llamada La Genuina y comandada por Luciano
Mendoza.
En
muchas comarcas surgieron y se fortalecieron grupos guerrilleros que mantenían
en jaque a las tropas gubernamentales, y mientras éstas se ocupaban de sofocar
unos, otros focos actuaban con relativa libertad.
El 31 de
octubre de 1867, Falcón hizo uno de sus frecuentes retiros a Coro, de donde
regresó a Caracas el 27 de noviembre; encontró la situación política un tanto complicada
pues, al movimiento guerrillero, se agregaba la proximidad de las elecciones,
respecto de las cuales se comenzaba a comentar, sin aparente fundamento, que en
círculos oficiales se estaba preparando una reforma constitucional para
facilitarle a Falcón un nuevo mandato presidencial.
El 12 de diciembre de 1867
comenzó en Villa de Cura (Edo. Aragua), un movimiento insurreccional bautizado
con el rótulo de Reconquistador, el cual reconoció como jefe al general Miguel
Antonio Rojas y escogió por distintivo una bandera de color azul, que en
definitiva, le daría su nombre a la revolución.
En la
misma fecha, en Carabobo, el general Gonzalo Cárdenas ciñó las armas contra el gobierno y salió en
campaña hacia Cojedes. A pesar de las protestas privadas y públicas de Falcón,
desmintiendo las aspiraciones reeleccionarias que se le imputaban y a pesar de
que el mariscal manifestó, más de una
vez, e intentó demostrarlo, que deseaba evitar la guerra civil, a fines de 1867
ésta era una realidad. Desde enero de 1868, se complicó aun más la situación militar.
José Tadeo Monagas |
El Comité de
Caracas trataba de asegurarse ahora el respaldo del general José Tadeo Monagas,
quien se mantenía a la expectativa en oriente. La actividad militar recrudeció
en los valles del Tuy y en febrero de 1868 los jefes revolucionarios podían
hablar de efectivos en armas que sobrepasaban el millar de hombres.
A
principios de marzo, las acciones armadas cobraron nuevos bríos en los sitios
donde habían prendido. En esos mismos días ocurrió un alzamiento en Barcelona,
con el apoyo más o menos abierto del
general José Tadeo Monagas; el 7 de marzo, ya se había extendido a Cumaná; 2 días más
tarde, el gobierno declaró bloqueadas las costas orientales desde la
desembocadura del río Unare y el 25 de marzo, el general Monagas, quien contaba
más de 80 años de edad, publicó un
manifiesto en el cual tomaba partido contra el gobierno.
La
revolución, por lo tanto, tenía ya 2 jefes: el general Miguel Antonio Rojas, el
comandante del movimiento Reconquistador en el centro y José Tadeo Monagas, el
caudillo de oriente. La situación nacional empeoró con la instalación del
Congreso en Caracas el 24 de abril, pues la oposición, que lo controlaba,
pretendió excluir a los senadores y diputados que hubiesen prestado servicios públicos
o militares al gobierno; se aproximaba la elección de los designados a la
presidencia, y así sería fácil a los
disidentes escoger 2 hombres de confianza.
El
Congreso dejó de funcionar por falta de quórum en la Cámara de Diputados; en consecuencia, el acto
legislativo de la elección de los designados no podía cumplirse porque una sola
cámara no formaba Congreso. Ante esta
situación, Falcón resolvió reorganizar el gobierno el 28 de abril; nombraría
nuevos ministros y se retiraría de la presidencia para ponerse al frente del
ejército; los ministros eligieron entre ellos un presidente-encargado, el cual
fue el general Manuel Ezequiel Bruzual, quien asumió el cargo el día 30 de
abril. Mientras tanto, las partidas revolucionarias al mando del general Miguel
Antonio Rojas se disponían a lanzar una campaña sobre Caracas y los estados
orientales se aprestaban también a la acción militar.
En
occidente, el general Pedro Manuel Rojas amenazaba con llevar la guerra al
Apure. Yaracuy se convertía en un nuevo campo de operaciones y el general
Luciano Mendoza volvía a entrar en actividad con su gente en los valles del
Tuy. Pero la revolución seguía careciendo de un jefe único. El 4 de mayo,
Falcón marchó a Coro y no volvió a tener figuración política.
El 5 se libró un
combate entre Antímano y Palo Grande, al oeste de Caracas, en el que se
enfrentaron las tropas del gobierno y las de Miguel Antonio Rojas. El 6 de
mayo, otros insurrectos atacaron por el oriente de la ciudad, entre la
Candelaria y San Lázaro; la capital estaba rodeada.
Antimano. Estación del Ferrocarril |
Los
jefes militares de ambos bandos convinieron en una tregua para realizar
conferencias de paz, a resultas de las cuales, el día 11 de mayo, se firmó un
convenio, el llamado Tratado de Antímano, por el que Rojas reconocía la constitucionalidad
del gobierno, se unía a esa administración con sus tropas y era nombrado
comandante en jefe de los ejércitos de occidente, centro y oriente de la
República. Ratificado el tratado el día 13, el 16 hizo su entrada a Caracas el
ejército Reconquistador, pasando a ejercer su cargo el general Rojas. La
reacción de los orientales no se hizo esperar: un grupo revolucionario que
desconocía el convenio reconoció como jefe al general José Tadeo Monagas, quien
lanzó desde su cuartel general de Barcelona una proclama anunciando la marcha
de las fuerzas a su mando sobre Caracas, contra lo que calificó de una
«usurpación». De inmediato, este pronunciamiento encontró eco en Caracas,
Valencia, Soledad, La Victoria y Maracaibo.
El 12 de
junio llegó Monagas a Guatire con su ejército; desde allí envió emisarios a oír
las proposiciones de paz que pudiera hacerle el gobierno. El propio general
Bruzual se apresuró a tratar con Monagas, ante quien pretendió sostener las
bases del acuerdo suscrito con el general Miguel Antonio Rojas, rechazando
además la exigencia de renuncia de
Falcón que hacía el ejército de oriente.
El
fracaso de las conversaciones señaló el comienzo de las hostilidades. El 22 de
junio se rompieron los fuegos en Chacaíto y el 25 el pabellón azul ondeaba en
la plaza Bolívar de Caracas; el 26 entró a la ciudad José Tadeo Monagas y el 27
lanzó un decreto anunciando los propósitos institucionales de la revolución.
Nombró un gabinete de entre cuyos integrantes debía escogerse un presidente
provisional; al día siguiente, este cuerpo eligió para dicho cargo a Guillermo
Tell Villegas, quien había sido nombrado ministro de Relaciones Exteriores.
José Tadeo Monagas se reservó el comando general del ejército, como garante de
la estabilidad institucional y en nombre de la Revolución Azul. Con estos
acontecimientos se inició el régimen, denominado gobierno de «los azules» en la
historiografía venezolana.
BIBLIOGRAFÍA:
Álbum de
la Revolución: regalo a los suscriptores de «El Pensamiento Libre». Caracas:
Imprenta de los Estados Unidos de Venezuela, 1868;
ALFONZO,
LUIS GERÓNIMO. La revolución de 1867 a 1868. Caracas: s.n., 1868; Contra
manifiesto. Caracas: [La Juventud Liberal de Caracas, 1868];
Fundación Polar (1998) Diccionario de Historia de
Venezuela (CDROM) Caracas
HENRÍQUEZ,
JOSÉ RAMÓN. Un capítulo para la historia de nuestro tiempo. Caracas: Imprenta
de los Estados Unidos de Venezuela, 1868.
No hay comentarios:
Publicar un comentario