miércoles, 3 de octubre de 2018

Los primeros pobladores de Venezuela - Áreas culturales Venezolanas



Los Indígenas Venezolanos; procedencia de nuestros primeros pobladores
 
Las tribus indígenas venezolanas pueden considerarse como formando parte del Área Cultural Amazónica. 
Investigadores del indigenismo venezolana coinciden en que el poblamiento de nuestro territorio se produjo mediantes grandes oleadas humanas que provienen de sur del continente aproximadamente hace quince mil años.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De la región de la Amazonía se precipitaron sobre lo que es el actual territorio de Venezuela cinco grandes oleadas humanas:
1. —La primera, de nivel muy bajo, representada por verdaderas hordas, de economía recolectora de tubérculos y viviendo de la pesca inferior. (cazadores y recolectores) Estos grupos tendrían como características el uso de albergues, paravientos o chozas cupuliformes de ramas, falta de vestimenta y abandono de los cadáveres.
Para el momento de la llegada de los españoles habían desaparecido y hoy sólo quedan de ella vestigios arqueológicos.
Ese grupo humano se extendió por las riberas de los ríos de la selva y de los llanos.

2. —La segunda gran oleada humana se componía de recolectores, cazadores y pescadores, especializados en la palma moriche y en la construcción viviendas, sobre todo  palafitos, cuya principal área de distribución fue la costa septentrional, especialmente los alrededores del Lago de Maracaibo.
De este grupo sí quedaban representantes para el siglo XVI, época de la penetración española (conquista europea) en Venezuela.
3. —La tercera oleada es de la gran familia Arawak, hace aproximadamente 4.000 años,  quienes se extendieron por todo el territorio nacional y se organizaron en pequeñas aldeas, estos grupos aborígenes ocupaban extensas regiones en la zona occidental cuando comenzo el proceso de conquista europea.
4. - La cuarta oleada estuvo integrada por las familias de los Chibchas, quienes desde el territorio sureño que hoy conocemos como Colombia, se movieron o desplazaron hacia la zona de los Andes Venezolanos, estas familias se establecieron en pequeñas aldeas y hoy los conocemos como los Cuicas y los Timotes,
5. —La quinta y última estuvo representada por la gran familia Caribe o Karibe, los cuales ocupaban la costa oriental y central de Venezuela, la zona suroriental del país, la región suroeste del Lago de Maracaibo y la sierra de Perijá. Algunos investigadores señalan que Los Karibes procedían de centroamérica y de las islas antillanas, mientras que otros dicen que provenían del amazonas, navegaron por las costas de Brasil, llegaron anuestro territorio y de allí de desplazaron hasta el mar de las Antillas. Esta comunidad conformó aldeas agricolas. Para el momneto de la conquista, los Caribes habían dezplazado de las costas a otras familias indigenas, ya que en si, ellos también fueron conquistadores y guerreros, razón por la cual, estos se opusieron tenazmente y lucharon hasta la muerte contra el conquistador europeo. 
La región occidental estaba poblada por tribus que dieron origen a la cultura timoto-cuica y que se integraban en el área cultural Chibcha.
Las características culturales de las familias indígenas venezolanas variaban. Comparativamente y en sentido jerárquico los pueblos más arraigados y de más alta cultura fueron los habitantes de los Andes, altamente socializados y conservadores; en segundo lugar, los arawak, cuya cultura fue la más difundida; en tercer lugar, los inquietos y movedizos caribes; y finalmente los láguidos y fuéguidos, representantes de la gran segunda oleada amazónica.
La cultura de los Timoto-Cuica emparentan con la de la gran cultura chibcha de tipo físico indonesio o mongólico, los timoto-cuicas se cree que pertenecen a la quinta y sexta oleadas inmigratorias que vinieron a América.
Dentro de esta cultura estaban comprendidos los timotes, los cuicas, los mucuchíes, los escuques. Los timoto-cuicas representaban la más alta cultura indígena venezolana. A ellos pertenecen las más artísticas huellas arqueológicas de los Andes merideños, trujillanos y larenses y algunos vestigios culturales de las regiones esteparias de los llanos. Tenían una agricultura superior. Cultivos intensivos y agricultura irrigada sobre andenes o cerros cortados en escalón como los de la altiplanicie peruana. Magníficos orífices así como admirables ceramistas.
Su concepción religiosa era avanzada. Adoraban a los dioses en templos construidos de piedras, que también utilizaban para la edificación civil. El dios invisible de las tribus andinas recibía el nombre de Ches. Como entre los chibchas, existían conventos de vírgenes dedicadas a adorar el Sol.
La vestimenta de los timoto-cuicas tenía notable parecido con la de los indios peruanos. Indumentaria de algodón: un paño en las caderas y una especie de manta que las mujeres fijaban sobre los hombros. Los hombres se cubrían con la clásica manta llamada ruana.
La gran familia Arawak, de las cuales formaban parte las tribus caquetías, guajiras, aruacas y muchas más, tenían una cultura de rasgos superior. Se le ha encontrado influencias de la cultura maya.
Se caracterizaban por su cultivo altamente desarrollado y por u cerámica. De esta última se han encontrado miles de ejemplos en el Lago de Valencia. Cultivan la mandioca en sus dos variedades, el maíz, el tabaco, la batata, el fíame, el frijol, el ají, el algodón. Conocían el arte de tejer y de hilar.
La verdadera unidad económica social era la macrofamilia. Sus construcciones seguían el sistema de palafitos en la costa septentrional. Las aldeas se consideraban entre sí.
La mayoría de estas tribus eran animistas. Adoraban también al sol y a la luna. Creían en la inmortalidad del alma. Los muertos eran objeto de gran veneración. Tenían dioses de la lluvia, del maíz, de las enfermedades. Se explicaban el origen del mundo a través de las leyendas.
Admitían la existencia de un Dios hacedor del bien, que se encontraba en el cielo junto con una gran señora que los creó a todos ellos y envía el agua a la tierra para que les críe todas las cosas.
El sacerdote recibía el nombre d piache. Se le educaba específicamente para esto y además de sus funciones hacía las de médico.
De la gran familia caribe formaban parte los, caracas, los Teques, los tomuzas, los arba
cos, los cumanagotos, los chaimas, y muchos más. Fue el último grupo poblador indígena que llegó a Venezuela. El sitio de donde venían ha sido muy discutido. Algunos han afirmado que venían de las costas de la Florida. Otros creen que vienen del Ecuador de donde salieron huyéndole a las erupciones volcánicas Hoy se ha comprobado que su asiento primitivo era la Comarca del Alto Xingú y del Tapajoz, en el Brasil.
Cultivaban el maíz y la yuca. También vivían de la caza. Pero eran fundamentalmente guerreros. Para el momento de la llegada de los españoles estaban extendidos hasta las Antillas y costas de la Florida.
En su organización social tenían particular importancia los ancianos. Practicaban la poligamia. Por preceptos religiosos el marido se acostaba cuando la mujer tenía un hijo. Esto es conocido con el nombre de couvade.
El adulterio era castigado con pena de muerte. Los adulteros eran muertos por todo el pueblo en la plaza pública.
Lo mismo que los arawak creían en la existencia de un Dios que hacía el bien y que era incapaz de hacer el mal. Adoraban al cielo, donde vivían un gran Señor y una gran Señora. El indígena que se portaba bien iba al lado de este gran Señor, pero el que se portaba mal iba al lado de un espíritu maligno. Para sus reuniones religiosas tocaban un instrumento sagrado: “el botuto”.
Los chaimas adoraban un dios que llamaban Juriquian. Los píritus le llamaban Iboriquiamo.
Acostumbraban quemar o desecar sus muertos. Como signo de gran respeto se enterraba al muerto en su propia casa, la que luego era abandonada.
 
 FAMILIAS INDÍGENAS Y DE LAS ÁREAS CULTURALES;

Tomado de: Romero Martínez Vinicio (2010) Historia de Venezuela 7, Caracas, Editorial Actualidad. Páginas 32,33,34

Vamos a hablar de las familias indígenas y de las áreas culturales. Es obvio que antes de la llegada de los españoles en las carabelas de Cristóbal Colón, ya la base social de los indígenas venezolanos estaba organizada, por lo tanto, en la medida en que las comunidades lograron una unidad étnico-cultural, se inició el proceso de formación de la nación venezolana. Para el estudio de las familias indígenas, desde el punto de vista de la agrupación lingüística, hago uso de la propuesta que ya se ha hecho clásica, la de las áreas culturales del etnólogo Miguel Acosta Saignes. He aquí su resumen:  
Área de la Costa Caribe. Desde Paria hasta Borburata. Tres subáreas: de los cumanagotos, de los palenques y de los caracas. 
Área de los Ciparicotos. Aparecen como una inclusión entre pueblos caquetíos. Pueden haber sido una avanzada de Caribes que resultó aislada por factores que desconocemos. Área de los Arawacos Occidentales. Comprende los caquetíos de la costa de Falcón y los de los estados Lara y Yaracuy. Se extiende hacia el sur con los caquetíos de los llanos, que cultivaban menos, y llega hasta las zonas de los achaguas, en el Airico. Se caracteriza por la presencia, asociados a los pueblos arawacos, de otros de habla a betoye. 
Área de los Jirajaras. Incluye a los jirajaras y ayamanes, así como a sus vecinos axaguas. Los gayones deben considerarse, aunque algunos autores los hacen un todo con los otros nombrados, como pertenecientes al área de los Recolectores de los Llanos.  
Área de la Guajira y del Lago de Maracaibo. Se refiere a la porción venezolana de la Guajira. Allí se hallaron en el siglo XVI solamente recolectores, cazadores y pescadores. 
Área de los Caribes Occidentales. Comprende a los pemones y bobures, así como la extensión de los llamados motilón hacia Perijá. 
Área de los Andes Venezolanos. Prolongación, dentro del territorio venezolano de las culturas andinas, representa- das por los timotocuicas. 
Área de los Recolectores. Incluye los recolectores, cazado- res y pescadores de los llanos, desde el delta del Orinoco, donde son sus actuales representantes los guaraúnos, hasta los estados Portuguesa y Lara.  
Área de los Otomacos. Incluye a los otomacos, guamos y taparitas y, parcialmente, a los yaruros.  Área de Guayana. Abarca todo el territorio situado al sur del Orinoco. En él hay algunas subáreas. Los saliva y piaroa, por ejemplo, han sido añadidos por Metraux a los achaguas.

Un tanto atrasado estaba el indígena venezolano con respecto a otros del continente. Si bien no trabajaron los metales, o al menos no hay vestigios hasta ahora, puede decirse que en la agricultura se destacaron particularmente los andinos. Cultivaron con éxito, y para asombro de los españoles, el maíz, la papa, la yuca y otros frutos que de inmediato fueron asimilados por la gastronomía europea.

  ¿De dónde viene la palabra "cacique"? Viene de las Antillas, donde los taínos hablaban la lengua arawak. Con ella se referían a la autoridad máxima de las tribus indígenas. Así pasó al castellano. No era fácil ser cacique, ya que se necesitaba ser hombre de gran valor en la guerra, de muchas destrezas, sobre todo en el trabajo, y tener don de mando, características para gobernar una tribu. 
¿Cuántos indígenas hay actualmente? el censo de 1992 había 315.815aborígenes, distribuidos en 36 etnias o gru-pos, de los cuales los wayuu o guajiros son la mayoría (53,7%). Actualmente pasan de 700.000 individuos, ya que se ha

sincerado el censo general de estas comunidades, y se incorporaron sectores campesinos de origen indígena, según información aportada por el antropólogo e historiador Esteban Emilio Mosonyi.



 
 
BIBLIOGRAFÍA 
Arocha José y Delgado Miguel (1964) Patria Gloriosa, Historia de Venezuela,Caracas
Editorial Salesiana; Hsitoria de Venezuela, 1er. año; Caracas.
Fundación Polar (1998) Diccionario de Historia de Venezuela (CDROM) Caracas.
 Romero Martínez Vinicio (2010) Historia de Venezuela 7, Caracas, Editorial Actualidad.
Siso Martínez(S/f)  Historia de Mi Patria, Caracas, Editorial Yocoima
Yepez Castillo Aureo(2004) Historia de Venezuela, Caracas, Editorial Larense
 solo para uso educativo

La aplicación del conocimiento, la tecnología y el aprovechamiento de los recursos del indígena venezolano


   Cultura Chibcha, Arawak y Caribe

Los chibchas o muiicas integraron una comunidad de cierta cultura, aunque no llegaron a igualar a la de los mayas, los aztecas y los incas. Se asentaron en el territorio que hoy corresponde a la República de Colombia y de allí se extendieron al territorio de los andes Venezolano. Para el momento de la llegada de los españoles, se calcula que los chibchas eran aproximadamente, 120.000.

Al igual que en el resto de América, los chibchas tuvieron como base de su economía el maíz. Se dedicaron activamente a la agricultura, cultivando con éxito papa, yuca, coca, apio.

Utilizaron un avanzado sistema de riego, tanto en las partes bajas como en las terrazas. 

La tarea agrícola se les facilitó porque la tierra estaba en función social, especie del estilo de los incas. Era la tierra, pues, propiedad colectiva, no pertenecía a nadie en particular sino a la comunidad, aunque en definitiva el dueño de las tierras era el gobierno, cuya máxima autoridad era el Zipa.

En Venezuela la cultura Chibcha está representada por las comunidades Timotes y Cuicas o como también se les llama Timotocuicas.

Los arawak estaban localizados en el golfo de Paria y se concentraban desde el Sur del delta del Orinoco, hasta la desembocadura del Amazonas.

Estos indígenas conocidos por su mansedumbre y docilidad con los conquistadores españoles, fueron aguerridos enemigos de los caribes: «…los aruacas [arawak] es gente muy amiga de los cristianos y de otros indios siempre que no coman carne humana, y son enemigos mortales de otros indios que se llaman caribes, y los odian…» Los arawak tenían sus asentamientos en las riberas de los ríos. «…Dicen que vinieron de donde sale el sol en unos navíos y costearon aquella costa, y porque hallaron aquellos ríos tan fértiles (...) se metieron en ellos e hicieron amistad con los caribes que los poseían. Que viendo las costumbres de los caribes que eran malos y comían a otros indios, se alzaron contra ellos y en grandes guerras los echaron de los dichos ríos, y se quedaron ellos como posesores y poblados en ellos», escribía Rodrigo de Navarrete en 1750.

Los caribes estaban localizados en la costa, entre Paria y Borburata y en los alrededores del lago de Maracaibo; también ocuparon las islas vecinas al Norte de la isla de Trinidad y las márgenes del Orinoco y sus afluentes. 

Los caribes eran temidos por su destreza en la guerra, por la práctica del canibalismo y por el comercio de esclavos.

 

 
La aplicación del conocimiento, la tecnología y el aprovechamiento de los recursos del indígena venezolano



EL USO DE LOS RECURSOS
Con la práctica de la caza, la pesca y la recolección, los primeros pobladores de nuestro territorio utilizaron los recursos que les propiciaba la naturaleza. Probablemente la subsistencia en el interior del territorio requirió de los pueblos indígenas el conocimiento de los ciclos biológicos de los recursos vegetales, para disponer de frutas, semillas y granos, además de suelos fértiles.
EL APROVECHAMIENTO DEL AGUA
El agua fue el principal recurso natural para los pueblos indígenas que poblaron el territorio venezolano. Por ello, sus aldeas se localizaron casi siempre en la cercanía de fuentes naturales de agua dulce, como ríos, lagos y lagunas, que aseguraban este líquido indispensable para la vida. En muchos casos, llegaron a construir sus viviendas sobre las mismas aguas, como los palafitos del lago de Maracaibo.
Además, los ríos y los lagos proporcionaban alimento seguro: peces, especies terrestres que se acercaban a sus riberas a beber agua, y toda clase de animales acuáticos.
El agua fue utilizada por los indígenas para preparar sus comidas, para el aseo personal diario y, en otros casos, para curar las fiebres y otras enfermedades mediante inmersiones.
Los ríos y los mares se convirtieron en vías de comunicación surcadas por canoas, curiaras y balsas, construidas con diferentes materiales, especialmente troncos de árboles. Para las comunidades agrícolas, el agua constituía un elemento de gran importancia, debido a que su presencia garantizaba las cosechas. De allí que la mayoría de los indígenas practicaban ritos religiosos dirigidos a provocar las lluvias y conjurar las sequías. Comunidades como los timote y los kuika realizaron obras para almacenar sus productos y regar las tierras de cultivo.
EL APROVECHAMIENTO DE LOS SUELOS
Los suelos fueron aprovechados de diferentes formas por pobladores originarios de Venezuela.
Las parcialidades de recolectores, por ejemplo, obtenían del suelo raíces, tubérculos, roedores, gusanos e insectos, que servían de alimento.
Las parcialidades de agricultores aprovecharon las tierras fértiles para sembrar plantas, como el maíz, la papa, la yuca y otros frutos.
El barro se utilizó en la elaboración de vasijas, ídolos y otros objetos. Igualmente, fue aprovechado para la construcción de casas de bahareque.
Algunas comunidades lograron extraer del suelo minerales como la sal, que fue de suma importancia, y el oro, que usaban como adorno sin valor de cambio.
EL APROVECHAMIENTO DE LA VEGETACIÓN
La vegetación tropical de los bosques y las sabanas ofreció a las comunidades indígenas una fuente casi inagotable de recursos y materiales que les permitió sobrevivir a pesar del escaso desarrollo tecnológico que tenían.
Los árboles proporcionaron frutos comestibles y fibras para la fabricación de tejidos, cestas, redes y cuerdas, y para la elaboración de hamacas; además de la madera necesaria para la construcción de viviendas, embarcaciones y utensilios de trabajo.
En los bosques y las selvas, los indígenas practicaron la tala limitada para construir sus aldeas y ampliar las áreas de cultivo. Sin embargo, esta práctica nunca puso en peligro el equilibrio de la vida vegetal, pues la deforestación sólo se hacía para satisfacer las necesidades inmediatas de la comunidad.
En las sabanas, las comunidades indígenas aprovecharon la gran variedad de hierbas, tanto para el uso alimenticio como el medicinal.
La práctica de la quema, con la finalidad de limpiar los terrenos agrícolas, no afectó la vida de la flora y la fauna silvestres ni las puso en peligro.
El carácter local de tales actividades y el abandono de las tierras afectadas facilitaban la recuperación de los suelos y la vegetación en breve tiempo.
EL APROVECHAMIENTO DE LA FAUNA SILVESTRE
La actividad de captura y caza de animales silvestres fue otra importante fuente de recursos alimenticios de las comunidades indígenas.
La caza del venado, el chigüire, la lapa, así como la captura de tortugas, iguanas y culebras y la recolección de huevos de aves y reptiles se realizaron respetando las épocas de apareamiento y reproducción de los animales y sólo se practicaban si eran necesarias.
CULTURA NO CONTAMINANTE
Los indígenas venezolanos no produjeron materiales contaminantes de tipo sólido ni químico que afectaran las aguas de los ríos, los lagos y los mares. La mayor parte de sus desechos eran orgánicos, y el medio pronto los absorbía; además, eran muy escasos, y en su mayoría se enterraban o quemaban, y así se preservaba el ambiente.
 SABER MÁS
Recientes investigaciones indican que los timote y los kuika intercambiaban productos agrícolas, sal y tejidos hechos con algodón por el pescado de las comunidades karibe ubicadas al sur del lago de Maracaibo. Arqueólogos y etnólogos han comprobado la existencia de una red de comercio en la que los actuales estados Barinas, Apure, Cojedes y Portuguesa fueron áreas que estuvieron vinculadas comercialmente con la zona andina, costa caribe y cuenca del Orinoco. También se tiene información de la utilización de caracoles de agua dulce como monedas.

Entre las destrezas que poseían los indígenas en el campo de batalla, una de las que destacó fue la de manipular y conocer venenos que actuaran rápidamente en el cuerpo del enemigo. Se sabe que muchas de estas sustancias las utilizan actualmente.
Los indígenas son tan diestros en la aplicación del veneno que pueden incluso rebajarlo para introducirlo mediante dardos en monas titi cuando están preñadas, ya que sólo de esta forma pueden domesticarlos.
Si observamos un indígena con un pequeño mono en su hombro, es probable que lo haya conseguido con esta técnica.



BIBLIOGRAFÍA 
Arocha José y Delgado Miguel (1964) Patria Gloriosa, Historia de Venezuela,
Caracas, Editorial Salesiana.
Editorial Santillana,
Historia de Venezuela

Fundación Polar (1998) Diccionario de Historia de Venezuela (CDROM) Caracas

 solo para uso educativo


sábado, 7 de abril de 2018

Simón Bolívar y la guerra de independencia - Detalles fotogáficos de La Espada de Bolívar o Espada del Perú

Simón Bolívar y la guerra de independencia

Es a partir de la caída de la primera república Bolívar comienza a revelar su verdadera dimensión humana. Dos grandes propósitos lleva: «...libertar a la Nueva Granada de la suerte de Venezuela, y redimir a ésta de la que padece...» Se dirige al Congreso neogranadino ofreciendo sus servicios y lanza el primero de sus grandes documentos políticos, el que conocemos con el nombre de Manifiesto de Cartagena. Describe las causas de la pérdida de la República en Venezuela y establece las que van a ser las bases de su pensamiento y su acción. La causa primordial de los males fue, para él, la contradicción insoluble entre la realidad social y la «...fatal adopción del sistema tolerante...», y la estructura federal que él juzgaba débil e impotente para enfrentar los males y salvar la Independencia. Hace sarcasmo de la ceguedad de los magistrados que en lugar de aplicar «...la ciencia práctica  del gobierno...», siguieron las enseñanzas de «visionarios» que han «...imaginado repúblicas aéreas...». Alerta a la amenazada Nueva Granada sobre «...los escollos que han hecho sucumbir a Venezuela...» y en un arranque de atrevida visión global propone como «...medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada, la reconquista de Caracas...» Asoman por primera vez conceptos que van a convertirse luego en convicciones fundamentales de Bolívar: la necesidad de un gobierno centralizado y fuerte, la hostilidad hacia los ideólogos partidarios de instituciones imprácticas  e inadecuadas, la conciencia de la necesidad de la estrecha unión entre la Nueva Granada y Venezuela y la concepción de la independencia como un proyecto continental.

Al servicio de la Nueva Granada entra en acción militar en 1812. En su condición de comandante de la posición de Barranca (pueblo en la margen izquierda del río Magdalena) llevó a cabo una acción contra la posición fortificada de Tenerife, la cual fue tomada el 23 de diciembre. Después tomó por asalto Plato y Zambrano. El 27 de diciembre entró en Mompós y 3 días más  tarde tomó por asalto a Guamal y al día siguiente a Banco. Con las acciones de Chiriguaná  y Tamalameque concluyeron las operaciones de Bolívar en el bajo Magdalena. El 8 de enero de 1813 entró victorioso en Ocaña.

Campaña Admirable

Persiste en su objetivo de invadir a Venezuela y finalmente obtiene autorización el 7 de mayo de 1813 y el 14, inicia la Campaña Admirable. En 3 meses de operación despliega sus condiciones de jefe militar: la rapidez de decisión, la celeridad de los movimientos y la energía sin desfallecimiento para decidir y para actuar.

Decreto de Guerra a muerte

Es entonces cuando lanza la Proclama de Guerra a Muerte en Trujillo (15 junio), en una tentativa extrema de dar un sentido nacional a la guerra; que separara definitivamente a los venezolanos de los españoles. Comprende la necesidad fundamental de hacer de la independencia una causa popular y terminar con lo que, hasta entonces, era más  una lucha destructiva entre venezolanos que el esfuerzo de un país por liberarse de una dominación extranjera.

El grueso de las fuerzas contra las que había que luchar estaba constituido por hijos de Venezuela. En agosto entra en Caracas como general victorioso y jefe de la nueva situación política. Es el capitán  general de los Ejércitos de Nueva Granada y Venezuela, y la Municipalidad le da el título de Libertador  en octubre de ese año 1813 y el empleo de capitán  general, equivalente a general en jefe.

Lo que le aguarda es un año de terribles pruebas y de inmensas dificultades. El país, en su mayoría, parece sostener el régimen tradicional; en las propias filas patriotas cunden la indisciplina y las rivalidades; hay que combatir continuamente en una guerra sin tregua y sin decisión final. No se puede constituir un régimen institucional y tan solo hay como base y guía su autoridad, no siempre reconocida por otros jefes. Surge la figura de José Tomás  Boves en los llanos.

Al frente de montoneras a caballo, en una guerra profundamente adaptada al medio y al carácter  de los llaneros, sin más  armas que la lanza y el caballo, sin bagajes ni impedimenta, en movilidad continua y en número creciente invaden el centro, asolan los pueblos y derrotan las fuerzas patriotas.

A veces Bolívar logra una victoria que parece cambiar la situación, como en Araure, pero las consecuencias duran poco en aquel estado de disolución general. Se combate continuamente y en todas las formas. Finalmente hay que abandonar a Caracas y emigrar hacia el oriente seguido por una gran parte de la población de la ciudad. En esa heroica e infortunada tentativa que concluye cuando Bolívar desde Carúpano sale casi solo para Cartagena, dejando algunas fuerzas dispersas y mal avenidas que no tienen esperanza de victoria, se ha completado su figura histórica. Caída de la segunda república

Sigue la lucha por la independencia

Su tenacidad, su inabatible energía, su conocimiento del país y de los hombres, su sentido de la oportunidad histórica y su grandiosa visión de conjunto han alcanzado su dimensión definitiva. Con las reliquias del ejército, que ha logrado llevar Urdaneta hasta Nueva Granada, el Libertador lucha de nuevo a las órdenes del gobierno neogranadino.

En 8 meses de actividad sin tregua libera a Bogotá,  baja por el Magdalena y llega a Cartagena, donde le niegan la ayuda que pide para marchar a libertar a Venezuela. Rivalidades y celos le obstaculizan la acción.

El 8 de mayo de 1815 se embarca para Jamaica, en busca de auxilios para emprender una nueva campaña. En Kingston, el 6 de septiembre, publica uno de los más  singulares documentos de la historia y del pensamiento de Hispanoamérica. En esa Carta de Jamaica, describe el más  completo y deslumbrante panorama de la situación y del futuro del continente. Revela un conocimiento notable de los diferentes aspectos del conjunto de los pueblos americanos, señala sus características propias con aguda percepción y se lanza a trazar las posibilidades de futuro de los distintos países con previsión profética.

Considera que el destino continental «...se ha fijado irrevocablemente...», y que, con distinta suerte y cambiantes circunstancias «...está  el Nuevo Mundo entero, conmovido y armado para su defensa...» Describe el triunfo de las armas argentinas en el Alto Perú, Chile «...está  lidiando contra sus enemigos...», el Perú ni está  tranquilo, ni es capaz de oponerse «...al torrente que amenaza las más  de sus provincias...» [...] La «...Nueva Granada que es el corazón de la América obedece a un Gobierno General y Quito es adicto a la causa de la Independencia...» [...] «...En cuanto a la heroica y desdichada Venezuela, sus acontecimientos han sido tan rápidos  y sus devastaciones tales que casi la han reducido a una absoluta indigencia, los hombres han sido exterminados pero los que viven combaten con furor en los campos y en los pueblos internos...» [...] «...Los mejicanos serán  libres porque han abrazado el partido de la patria...» Las islas de Puerto Rico y Cuba, aún continúan tranquilas, no han de permanecer indiferentes. Contempla el panorama global de la contienda: «...Este cuadro representa una escala militar de 2.000 leguas de longitud y 900 de latitud en su mayor extensión, en que 16.000.000 de americanos defienden sus derechos o están  oprimidos por la nación española...», que ahora resultaba «...impotente para dominar el nuevo hemisferio y hasta para mantenerse en el antiguo...»

Espera persuadir al resto de Europa de ayudar a la causa americana en beneficio de sus propios intereses comerciales y en bien del equilibrio internacional. Analiza el pasado histórico, la situación de pasividad de la sociedad del Nuevo Mundo y señala que «...la América no estaba preparada para desprenderse de la metrópoli, como súbitamente sucedió, por el efecto de las ilegítimas cesiones de Bayona...» [...] «...Los americanos han subido de repente y sin los conocimientos previos y lo que es más  sensible, sin la práctica  de los negocios públicos, a representar en la escena del mundo las eminentes dignidades de legisladores, magistrados, administradores del erario, diplomáticos,  generales y cuantas autoridades supremas y subalternas forman la jerarquía de un Estado organizado con regularidad...»

Señala nuevamente lo inadecuado de las instituciones liberales y federales a la realidad social y la ruina que este desacuerdo ha provocado. Es entonces cuando pasa a señalar las vastas posibilidades del futuro. No cree posible formar del conjunto «...la más  grande nación del mundo...»; muchas son las diferencias y las dificultades materiales para integrarse en forma total. Señala entonces la posibilidad de que se formen un conjunto de estados que podrían ser: México, la América Central, donde podría crearse un gran centro mundial, la Nueva Granada unida a Venezuela con el nombre de Colombia. Anuncia la anarquía argentina y prevé la dominación de los militares, anuncia para Chile la posibilidad real de una República: «Chile puede ser libre», espera graves tropiezos en el Perú. Después de analizar las dificultades de una vasta confederación y de señalar las posibilidades de formas diversas y locales de gobierno, afirma para concluir: «Yo diré a usted lo que puede ponernos en actitud de expulsar a los españoles y de fundar un gobierno libre, es la unión».

Expedición de los cayos y la guerra definitiva

Muy pronto pasa a Haití donde se reúne con numerosos jefes venidos de la derrota. Consigue el apoyo generoso del gobernante del sur de Haití, Alejandro Petión, para preparar una nueva campaña. Allí se le suma también de un modo decisivo, con barcos y dinero, el armador de Curazao, Luis Brión. Con la experiencia acumulada en la larga e infortunada lucha, con una visión más  completa del problema social, que se le agudiza con lo que ha conocido del pasado de Haití y con la insistencia de Petión en la necesidad de justicia para los negros, concibe una acción de más  contenido popular y revolucionario que pueda lograr el apoyo de las masas.

Mantiene intransigentemente la necesidad de la jefatura única. No va a ser fácil  hacer reconocer la suya. Hay reservas y hasta rivalidades abiertas de parte de Mariño y algún otro jefe oriental. Al fin se le reconoce y logra partir la expedición llamada de Los Cayos el 31 de marzo de 1816. Llega a Margarita (3 mayo); se le admite solemnemente como jefe supremo, formula la promesa de convocar prontamente un congreso para restablecer el Estado y pasa a Tierra Firme. Combate sin lograr consolidarse en Carúpano, hace una incursión a Ocumare de la Costa de la que debe retirarse; vuelve sobre Güiria y ante las dificultades resuelve regresar a Haití en busca de nuevos recursos.

El 18 de diciembre de 1816 se embarca finalmente en la segunda expedición que parte de Haití, llamada Expedición de Jacmel por haber salido de ese puerto. Igual que había ocurrido en la anterior, en esta final y definitiva tentativa para crear una sólida base de operaciones y un gobierno estable en Tierra Firme, Bolívar tropezará  con serias dificultades.

El ejército expedicionario español del general Pablo Morillo, llegado en mayo de 1815, había dominado casi todo el territorio venezolano y sometido también a la Nueva Granada hacia mediados de 1816. Sólo en la isla de Margarita, en diversos lugares del oriente y en los llanos de Apure y Casanare se mantenía la resistencia patriota; el núcleo más  importante era el de las fuerzas que habían desembarcado con Bolívar en Ocumare de la Costa y que a fines de 1816 y comienzos de 1817, bajo la jefatura del general Manuel Piar, se aprestaban a libertar a Guayana. No existe unidad de mando. Ante esa situación Bolívar debe resolver previamente cuestiones fundamentales y antes que todo el reconocimiento eficaz de su jefatura suprema. Al mismo tiempo para acallar celos y suspicacias anuncia clara y oportunamente su propósito de convocar un congreso para organizar la república y debe, por fruto de las lecciones del pasado y de lo que ha visto en Haití, profundizar el contenido social del movimiento por la independencia.

Todo esto lo anuncia solemnemente desde Margarita. Con su tenacidad, su aprovechamiento de las circunstancias y la ayuda decisiva de algunos jefes, principalmente de Piar en Guayana y de Páez  en las llanuras de occidente, logra cambiar la situación y darle un nuevo empuje a la lucha.

La toma de Guayana le asegura una base inexpugnable de operaciones en fácil  comunicación con el interior y con el exterior a través del Orinoco. Prepara planes de campaña, organiza el ejército, intenta operaciones sobre el centro y se preocupa por darle profundidad y contenido a la revolución. Inicia la publicación del Correo del Orinoco en Angostura y se convierte en la conciencia doctrinaria de aquella larga lucha y en el mejor instrumento de propaganda y prestigio intelectual, y convoca un Congreso para darle una nueva y definitiva organización al Estado que todavía disputa su derecho a existir en los campos de batalla.

En un gesto supremo y trágico  de afirmación de la unidad de mando y la disciplina hace fusilar al general Piar, uno de los más  distinguidos y meritorios jefes patriotas que había prestado grandes servicios. En febrero de 1819 se instala el Congreso. Ante él, en momento de hacer el simbólico y ejemplar gesto de renunciar al mando, pronuncia el más  importante de sus documentos políticos: el Discurso de Angostura. Es un panorama penetrante y sincero de la situación del país y de las perspectivas del futuro. Alerta contra la imitación de instituciones tomadas de otros pueblos de historia y composición diferentes al nuestro. Señala, como una necesidad, la unión con la Nueva Granada y la creación de Colombia. Pide un orden de legalidad y justicia; pero alerta contra la anarquía y el exceso ideológico. Exige la libertad de los esclavos y la garantía de la igualdad. No hay documento comparable en la historia de la independencia continental y en lo esencial, mantiene su validez. Inmediatamente después de constituido el Estado con sus autoridades, de ser elegido presidente y de presentar un proyecto de Constitución, parte para el Apure y de manera rápida  y sorpresiva inicia la campaña que, a través de los Andes, lo llevará  a enfrentar sorpresivamente las tropas que había dejado Morillo en el virreinato y a derrotarlas decisivamente en Boyacá  (7.8.1819). Esta campaña cambia la situación.

Libertada la Nueva Granada ha de convertirse en la base para la realización de vastos planes, nunca abandonados: la liberación de Venezuela y la Campaña del Sur que lleve la independencia hasta la linde del virreinato del Perú. El 17 de diciembre, en Angostura, proclama la República de Colombia y es elegido presidente. Con el inmenso prestigio y los recursos que le ha dado la victoria de Boyacá,  se desplaza incesantemente para organizar política y militarmente la nueva situación, mientras convoca un Congreso en el Rosario de Cúcuta para la organización constitucional del nuevo Estado. La nueva situación se refleja en la firma de los Tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra con las autoridades españolas, que lo colocan nacional e internacionalmente, en una nueva posición de poder y prestigio. Cesa el armisticio. Morillo ha regresado a la Península y queda al mando de las tropas realistas el mariscal de campo Miguel de la Torre. Bolívar organiza cuidadosamente la campaña final en Venezuela. Concentra sus fuerzas en San Carlos y el 24 de junio de 1821 obtiene, en la sabana de Carabobo, la rápida  y definitiva victoria que sella la independencia de Venezuela. En los 6 años de lucha y de esfuerzo, desde su vuelta de Haití, ha logrado cambiar radicalmente la situación. Venezuela y Nueva Granada liberadas han constituido a Colombia; cuenta con fuerzas veteranas y recursos para intentar completar en escala continental la inmensa obra de la Independencia. Pero no han cesado las dificultades.

Las semillas de anarquía rebrotan, en el Congreso de Cúcuta aparece nuevamente el propósito de los ideólogos liberales de crear una federación débil y casi nominal, existen porciones importantes del territorio aún bajo dominio de fuerzas españolas. Logra en Cúcuta impedir que triunfe el viejo mal del Estado impotente que acabó con la Primera República; pero está  muy lejos de quedar satisfecho con los poderes y la posibilidad del gobierno para actuar eficazmente en una situación tan amenazada. El Congreso lo elige presidente de Colombia y vicepresidente al general Francisco de Paula Santander. La estructura del nuevo Estado presentaba serias dificultades para su funcionamiento y contenía en germen la causa de muchas discordias. Venezuela, al igual que los otros países, quedaba dividida en departamentos  no vinculados los unos con los otros, que dependían directamente de la capital en Bogotá.  En la capital quedaba el vicepresidente Santander en el ejercicio de todas las atribuciones ejecutivas, junto a los órganos centrales del gobierno: Gabinete, Congreso, Justicia, etc., mientras Bolívar, como presidente en campaña, revestido de poderes especiales para ella, se dirigía al Sur. Tres escenarios diferentes se configuraban. El de Venezuela, la retaguardia, mal incorporada a la nueva administración y con resistencias visibles; el de la Nueva Granada, con el asiento del gobierno y con muchos obstáculos  para centralizar y regularizar la administración, y el del Sur, en el Ecuador y más  tarde en el Perú, con Bolívar a la cabeza del ejército en una lejana y costosa campaña.

La Campaña del Sur la va a emprender inmediatamente después de Carabobo. No lo acompañarán  los grandes jefes que se han distinguido en la guerra de Venezuela: José Antonio Páez, Santiago  Mariño, Rafael Urdaneta, sino hombres nuevos o menos conocidos hasta entonces, Antonio José de Sucre, Juan José Flores, Bartolomé Salom, Manuel Valdés. Un nuevo teatro, muy distinto de aquél en el que hasta entonces se había movido su actividad desde Caracas a Bogotá,  va a abrirse en la campaña del Sur. Va a penetrar en la parte central de la costa pacífica y de los Andes, en una realidad geográfica  y social muy diferente. La población es predominantemente indígena, formada en las tradiciones de sumisión milenaria del imperio incaico, y sobre ella, a lo largo de los siglos coloniales, se había establecido una oligarquía tradicionalista y señorial. No se había producido allí nada parecido a la guerra popular que se desató en Venezuela; no se había operado cambio importante de las estructuras sociales y el Estado español mantenía grandes recursos, fuerzas militares poderosas y una casta criolla muy adicta a las viejas formas sociales. A Bolívar se le veía como un peligroso revolucionario, representante de una rebelión popular y de formas bárbaras  y elementales de poder. Para estas nuevas y extrañas circunstancias cuenta con la preciosa colaboración de un hombre excepcional que es Antonio José de Sucre. Lo ha destacado a Quito y Guayaquil con una reducida presencia militar. Para llevar por tierra el ejército hasta el Ecuador, Bolívar tropieza con la desesperada y tenaz resistencia de los realistas de Pasto, mandados por el coronel Basilio García, que amparados en su  áspero terreno oponen una resistencia feroz. Arriesgándose  y procediendo con toda energía logra derrotarlos en Bomboná  y abrir el paso hacia el sur. En el Perú están  las fuerzas argentinas, chilenas y peruanas que comanda el general José de San Martín. Después de alcanzar la libertad de Chile, han logrado invadir la costa del Perú y llegar a Lima. El virrey, con el grueso de sus fuerzas, se repliega a la sierra, donde cuenta con recursos de toda especie para amenazar la frágil  independencia proclamada en Lima. Sucre logra una victoria decisiva en la batalla de Pichincha (24. 5.1822) y luego Bolívar, con gesto audaz y previsivo, anexa a Guayaquil. San Martín y él no sólo representaban dos fuerzas diferentes sino, aun más,  dos concepciones políticas incompatibles. San Martín veía con temor la amenaza de una revolución social en aquellas tierras y favorecía una forma de independencia negociada con España, que pudiera llegar a conservar la forma monárquica,  siguiendo en cierto modo el ejemplo del Brasil. Bolívar representaba una revolución democrática  que proclamaba la república, la libertad y la igualdad. En la entrevista que celebran en Guayaquil, el 26 de julio de 1822, se pone de manifiesto esta disparidad de concepciones. San Martín sin recursos suficientes para intentar la lucha contra las fuerzas del virrey en la sierra peruana; sin posibilidad de recibir refuerzos argentinos y chilenos, aspira a que el presidente de Colombia le ofrezca un apoyo militar, que no altere la situación política que ha favorecido en el Perú. No hay entendimiento y el general San Martín, en un gesto de altura y desprendimiento, resuelve retirarse y dejar el campo abierto a la presencia de Bolívar. Lima y la costa, que habían proclamado la independencia, quedan en acefalía y desamparo ante la amenaza del ejército virreinal de la sierra.

Es un tiempo de gobiernos nominales e inestables y de pugnas internas. Bolívar llega a Lima y se percata de lo grave y frágil  de la situación. Deja a Sucre como su representante y se retira a Trujillo en el norte del Perú. En medio de la anarquía, del fracaso de algunas tentativas de acción guerrera y de turbias componendas para buscar un arreglo con España, la situación se plantea en términos extremos. No se mira otra posibilidad de derrotar las fuerzas españolas que la que ofrece Bolívar. Para la campaña que se le presenta no cuenta con los refuerzos de Bogotá.  Con la cooperación de Sucre y con el apoyo de los restos de las fuerzas argentinas, chilenas y peruanas que se le han sumado, emprende una de sus más  difíciles y aventuradas empresas militares. En su avance a través de los Andes derrota en la pampa de Junín, el 6 de agosto de 1824, al ejército de operaciones de la sierra que manda el general español José de Canterac. Esta acción debilita y pone a la defensiva al hasta entonces victorioso ejército real del Perú.

Bolívar ha entrado en ese momento de lleno a una nueva realidad de la política continental. Se hace sentir su presencia en las fronteras de los grandes Estados del sur: Brasil, Argentina, Chile, Paraguay. La dinámica  de la acción militar lo lleva inexorablemente a una concepción política para el continente entero. Lo que se plantea en ese momento no es ya sólo la independencia del Perú, sino la organización futura de toda la América del Sur, con la perspectiva de crear una nueva y poderosa presencia en el panorama del mundo. Mientras más  crece el teatro y la magnitud de su empresa más  se hacen sentir las incomprensiones y las resistencias en su Colombia. Se le regatean los refuerzos y los recursos; se critica aquella lejana y complicada acción, se piensa que se corren riesgos innecesarios y que se sacrifican bienes inmediatos a un remoto e inaccesible delirio de grandeza. Esta actitud llega hasta el punto de que el Congreso de Bogotá  le retira no sólo los poderes extraordinarios como presidente en campaña que le había conferido, sino hasta el mando mismo del ejército (decreto del 9.7.1824). Mientras él se mantiene en la costa organizando un ejército de reserva, Sucre queda con el mando de las fuerzas de la sierra. Después de una serie de hábiles  movimientos y marchas los ejércitos del virrey y de Sucre se enfrentan el 9 de diciembre de 1824 en la alta meseta de Ayacucho. La victoria es total y definitiva. Ha concluido con ese triunfo la larga guerra de 14 años que Bolívar ha encabezado y mantenido por la libertad de su América.

Lo que Bolívar concibe entonces es la formación de una nueva unidad política por medio de la confederación de un grupo de países americanos que comprenda a México, Centro América, Colombia, el Perú, el Alto Perú, que pronto será  Bolivia, y Chile, que pueda constituir una nueva concentración de poder en el mundo y contrapesar la amenaza de la Santa Alianza en Europa y los nuevos y crecientes centros de poderío que se anuncian para el futuro en Estados Unidos y Brasil. Para esto convoca desde Lima, el 7 de diciembre de 1824, el Congreso de Panamá  que se reunirá  en 1826. Ha escrito: «La ambición de las naciones de Europa lleva el yugo de la esclavitud a las demás  partes del mundo, y todas estas partes del mundo debían tratar de establecer el equilibrio entre ellas y Europa para destruir la preponderancia de la última. Yo llamo a esto el equilibrio del Universo y debe entrar en los cálculos  de la política americana». No es esto precisamente lo que hace finalmente en su convocatoria el gobierno de Bogotá,  que incluye la invitación a todos los países americanos, cambiando el sentido y el alcance de la concepción bolivariana.

Es aquél el momento de la culminación de Bolívar. Es a los ojos de todos el hombre más  poderoso del continente y el  árbitro de los destinos de las naciones recién libertadas. Marcha al Alto Perú en un desfile triunfal; dicta decretos de profundo contenido político y social, elimina de un plumazo la centenaria servidumbre de los indígenas, la mita y el pongaje y crea a Bolivia. Piensa en un momento llegar hasta el Río de la Plata, de donde lo invitan a intervenir como pacificador en las pugnas que enfrentan a Brasil, Uruguay, Argentina y poner término a la tiranía de Gaspar Rodríguez de Francia en el Paraguay. Bolivia, el nuevo Estado que llevará  su nombre y que será  presidido por el mariscal de Ayacucho, le pide la formulación de un proyecto de constitución. Elabora un texto que refleja fielmente sus preocupaciones de tantos años y su búsqueda de estabilidad para los gobiernos por medio de un presidente vitalicio y un vicepresidente designado por éste, que compartirán  las tareas del gobierno. Se proponía, en esta forma, lograr una Confederación de los nuevos Estados libertados por él, desde Colombia hasta el Perú y Bolivia, con un presidente vitalicio, que sería él, para asegurar la unidad de dirección y de propósitos y vicepresidentes locales que dirigieran con sus respectivos congresos la administración de cada nación. Era la manera en que él veía posible crear un vínculo duradero a la sombra del prestigio de su persona y del ejército, pero esto al mismo tiempo servirá  para alimentar suspicacias y oposiciones y para estimular las tendencias de los jefes locales hacia un separatismo que pudiera favorecerlos. Entre las miras de Bolívar y las de los prohombres lugareños había muy poco en común. En la misma medida en que se amplía ilimitadamente el campo de su acción aumentan las dificultades para mantener la unidad de dirección y de propósitos. Su inmensa autoridad que ha sido la fuerza decisiva para alcanzar tan vastos resultados, inspira desconfianza y recelos. En cada una de las viejas comarcas históricas en que estuvo dividido el imperio español resurge el particularismo, el deseo de la autonomía propia y la incomprensión inevitable por el vasto designio político bolivariano.

Los hombres que alcanzan el poder local a la sombra de la guerra sienten la autoridad de Bolívar como un estorbo. Las primeras y más  alarmantes señales de resquebrajamiento aparecen en su nativa Venezuela en el mismo año en que el Congreso de Panamá  debía marcar la consolidación de sus ideales. Los descontentos con la unión colombiana rodean a Páez,  cuya autoridad ha crecido de manera avasalladora en Venezuela, y aprovechan un incidente surgido con el gobierno de Bogotá  para llevar la situación a un grave punto de ruptura y desconocimiento. En la Nueva Granada se ha ido formando un núcleo de resistencia antibolivariana en torno al vicepresidente Santander. Están  en contra del sistema de la constitución boliviana y al mismo tiempo esperan que Bolívar aplaste la insubordinación de Páez  en Venezuela. Bolívar que había podido soñar con la posibilidad de retirarse después de completada la etapa militar de la Independencia, se encuentra más  atado que nunca a la dura obligación de defender su obra. Regresa a Bogotá  donde encuentra abiertas señales de discordia y división y vuelve a Venezuela, después de 5 años de ausencia. Será  la última visita a su tierra natal. Con el enorme peso de su autoridad y en una delicada mezcla de firmeza y tolerancia, que disgusta a Bogotá,  logra apaciguar a Páez  y a sus amigos y evitar la ruptura y acaso la guerra civil. La experiencia es dura y le revela la profundidad del mal y las dificultades crecientes para mantener la unión.

Allí se inicia la etapa final de su vida, la más  trágica  e ingrata, en la que verá  inexorablemente avanzar la destrucción del gran propósito que lo había movido y en la que tendrá  que enfrentarse en muchas formas a hombres que le debían su libertad y que invocaban contra él los mismos principios por los que había luchado toda su vida. Ante el clamor por la reforma de la Constitución, convoca una Convención en Ocaña en 1828. Lejos de alcanzar una reconciliación entre las facciones surge abiertamente una violenta agrupación antibolivariana que no vacila en calificarlo de tirano y de obstáculo  a la felicidad de los pueblos. Disuelta la convención y enfrentado abierta y solapadamente por los seguidores de Santander, regresa a Bogotá  para asumir la dictadura. Decreta un estatuto con el propósito de defender la estructura política que permite que lo acusen de reaccionario. Por un doloroso proceso, en la misma medida en que tiene que extremar el rigor y la firmeza para contener la disolución, da pábulo  para que sus contrincantes lo acusen de déspota y ambicioso. El 25 de septiembre están  a punto de asesinarlo en el Palacio de Gobierno. Los que lo recuerdan en esa hora lo pintan perplejo y dolorido. Ha envejecido prematuramente. Las fatigas de los largos años de combate y las viejas dolencias descuidadas muestran sus huellas. En el Perú ha alzado la cabeza la reacción contra él. Amenazan a Bolivia, y José de La Mar, con fuerzas armadas, provoca un pronunciamiento separatista en Guayaquil. En Pasto, José María Obando y José Hilario López  se levantan contra el gobierno. Bolívar tiene que ponerse de nuevo a la cabeza de las tropas y dirigirse hacia Guayaquil. Antes de su llegada el mariscal Sucre, que había renunciado la Presidencia boliviana, al frente de las fuerzas locales inflige en Tarqui, el 27 de febrero de 1829, una completa derrota a la invasión peruana. La Mar es derrocado y después de un fatigoso sitio de Guayaquil, Bolívar logra con Agustín Gamarra un armisticio que restablece la paz. Entretanto ha circulado, desde el Consejo de Gobierno de Bogotá,  la noticia de negociaciones para el establecimiento de una monarquía en Colombia como solución a los insolubles problemas de la estabilidad. Bolívar, que ha manifestado reiteradamente su voluntad de separarse de toda autoridad, no patrocina la idea, pero el rumor mal intencionado aprovecha la coyuntura para atribuirle la intención de coronarse. El panorama de descomposición parece completarse sin atisbo de salida alguna. Para 1830 se ha convocado un Congreso constituyente en Bogotá  para decidir sobre el porvenir de la República. Bolívar aparece resuelto a no continuar en el poder y a no intervenir en las decisiones de la asamblea. El mariscal Sucre preside la reunión. Es, ciertamente, el hombre que él desearía para su sucesor, pero las resistencias locales no hacen posible esta solución. Está  en Bogotá  en enero de 1830 para la instalación del Congreso. En las palabras que dirige a los diputados se reflejan sus sentimientos de desesperanza y angustia. Avizora un porvenir sombrío y ve amenazada de ruina completa la gran obra que se había propuesto crear. «...La independencia, les dice, es el único bien que hemos alcanzado a costa de todos los demás...»  Son horas de tomar desgarradoras decisiones. Sus viejos compañeros, los hombres que tienen más  credenciales para exigirle que los oiga, le piden que no abandone el poder y que intente todavía un supremo esfuerzo para salvar su gran proyecto político. Renuncia ante el Congreso y se retira a Cartagena. Allí, el 10 de julio, recibe la horrible noticia del asesinato de Sucre en Berruecos. La última esperanza ha desaparecido. El Congreso reunido en Venezuela, bajo la tutela de Páez,  proclama la separación definitiva. En los debates se le injuria y maltrata sin el menor respeto. Se llega a pedir que se le expulse del territorio colombiano como condición previa para cualquier entendimiento futuro. Todavía le impetran que reasuma el poder y ocurren pronunciamientos populares y armados para proclamarlo.

Su decisión definitiva está  tomada. Escribe cartas y documentos que reflejan dolorosamente su amargura y desengaño. Piensa poder marcharse a Europa a cuidar su maltrecha salud. No lo podrá  lograr. El 1 de diciembre está  en Santa Marta, el 6 se traslada a la quinta San Pedro Alejandrino. El mal se agrava y para los que lo rodean se hace evidente que no podrá  sobrevivir. Hace testamento disponiendo de los escasos bienes que le quedan. Lanza su última proclama, que es un llamado desgarrador a la unión y muere el 17 de diciembre de 1830 a la una y siete minutos de la tarde. Tenía 47 años de edad. En 1842 sus restos fueron trasladados y sepultados en la capilla de la familia Bolívar en la catedral de Caracas. Más  tarde, el 28 de octubre de 1876 fueron inhumados en el Panteón Nacional.   


Detalles fotogáficos de La Espada de Bolívar


Después del triunfo de Bolívar y su ejército en las batallas de Junín y Ayacucho, el Libertador es homenajeado con un valiosísimo objeto. La Espada del Perú, conocida también como La Espada de Bolívar.
Una pieza de un valor inestimable pues en casi su totalidad esta fabricada con Oro.
La vaina es completamente de oro 18 Kilates, en ella sobresalen dibujos de mucha elegancia.
La espada tiene una longitud de 0.835905 m.
Un busto de oro corona el pomo, en la cazoleta se observan dos figuras indígenas en relieve, en la empañadura dos pirámides y una de ellas se puede leer la siguiente dedicatoria “ El Perú a su Libertador”
La Espada es una maravillosa obra que además destacas figuras de un dragón, el escudo de armas del Perú, una orla de laureles, etc. 




















  Cronología de presidentes venezolanos 1830-1908   La siguiente cronología resume en orden y por años algunos sucesos históricos vivido...