domingo, 9 de febrero de 2020

Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri: Dos tesis sobre el ingreso petrolero y la Agricultura en Venezuela, pensamiento vigente


Alberto Adriani y Arturo Uslar Pietri: Dos tesis sobre el ingreso petrolero y la Agricultura en Venezuela, pensamiento vigente
Alberto Adriani (1931-1936)  Primera propuesta
El café representó para Venezuela el principal producto de exportación, casi desde el nacimiento mismo de la República. La historia económica del siglo XIX, sus auges y crisis, estarán asociados (en parte) a los vaivenes de los precios del café en el mercado internacional, Ciertamente cada crisis del café desencadenaba más conflictos en la ya inestable situación política de una sociedad que buscaba consolidarse como nación.
Con la aparición del petróleo y la participación del país a través de la renta, el futuro de las relaciones políticas económicas y sociales de Venezuela se verán trastocados en unas dimensiones que no podrán ser previstas en lo inmediato y menos aún en estos primeros años.
 Alberto Adriani (personaje influyente en el gobierno de López Contreras como Ministro de su gabinete) propuso un proyecto para sacar al país del atraso en el que se encontraba. Para él, el futuro de Venezuela se encontraba en el desarrollo del agro y no en el petróleo.
A inicios de los años treinta la economía del café entrará en un gran declive del cual no saldrá más; las causas de ello son los problemas que se derivaron de la Gran Recesión de 1929 para colocar el café en el mercado internacional, fenómeno éste que coincidió con el auge del petróleo en esos años.
a. La Gran recesión etc. 1929
Conocida como la mayor recesión que ha vivido el capitalismo mundial en todos los tiempos, esta caída de las economías industrializadas (principales compradoras de las materias primas que exportaban los países latinoamericanos) hizo que descendieran abruptamente sus compras en el exterior, lo que se traducirá en una crisis para los países del continente debido a “no tener” a quién venderle sus productos de exportación.
        Por su parte, la industria cafetalera en Venezuela se encontraba muy atrasada en comparación a otros países igualmente dependientes del café, como era el caso de Brasil. Sus métodos de producción consistían en técnicas tradicionales, lo que le restaba competividad a la producción nacional en un mercado internacional ya deprimido.
b. Auge del petróleo
En comparación a la precaria situación del café, el petróleo logró  una rápida expansión  e n pocos años, debido principalmente a causas exógenas; entre ellas, y quizás la más importante, la Primera guerra mundial. El rápido crecimiento de la actividad petrolera en Venezuela permitió a que, llegado los años de la Recesión Mundial la industria ya estaba bastante desarrollada en el país.
Estas dos causas levarán a que el café pierda progresivamente toda importancia como actividad generadora de divisas, para darle paso al petróleo.
Los importantes cambios registrados en la transición hacia el país petrolero van acompañados de otros a nivel político, tras la muerte de Gómez. De esta forma, a partir de 1936 se abre un intenso debate con el fin de proyectar un rumbo a la sociedad venezolana y a la economía en particular, debiendo otorgarle un puesto al petróleo en el contexto de este debate.
El pensamiento de Alberto Adriani muestra un primer intento por interpretar la economía nacional y de diseñar un proyecto de lo que ésta debería ser, insertada dentro del objetivo de modernización capitalista que, de aquí en adelante, va a caracterizar a todos los Proyectos Nacionales que veremos.
El proyecto de Adriani puede resumirse en los siguientes puntos:
a. La agricultura como pilar de la economía
Adriani verá en la agricultura la base de la economía del país. Si bien considera que su nivel de atraso conspiraba para este fin, sólo en ella y en su desarrollo la estabilidad y crecimiento económico estaban garantizados.
“Es en el campo de la agricultura donde se abren amplias oportunidades de actividad y de riqueza para el país, mediante la modernización y perfeccionamiento de los cultivos actualmente practicados y la introducción de otros nuevos. Ya se ha indicado lo que se podría hacer con la industria cafetalera. El cacao es otro de los cultivos que podría tomar incremento (.) También podría extenderse el cultivo del tabaco (..) Las maderas, el caucho, el chicle, el Bafatá, etc., constituirán durante mucho tiempo una partida importante de nuestras exportaciones. (.) Sobre estas bases podría desenvolverse una industria agrícola floreciente, capaz de asegurar un alto nivel de vida a nuestra población (1) Adriani Alberto (1984) Labor Venezolanista, Caracas, Academia Nacional de las Ciencias Económicas

Su tesis consistía en el aumento, diversificación y modernización de la economía agrícola. Para ello se necesitaba la superación de ciertas trabas que hacían a la producción agrícola ineficiente e incapaz de sortear las dificultades que la situación de un mercado internacional en depresión imponía.
Así, buena parte de su trabajo, bien fuera desde los cargos que ocupó en el gobierno o desde sus artículos de prensa y cartas, iba dirigido a formular propuestas tendientes a modernizar y diversificar al sector agro-exportador.
b. Su visión del petróleo:
Para Adriani, el petróleo no era más que una actividad efímera, en base a la cual no podía sustentarse el futuro del país. En primer lugar porque ella no dependía de las fuerza de la economía nacional, sino de enclaves  extranjeros,  lo que nos hacía dependientes de sus decisiones y criterios; y, en segundo lugar, porque la cual tarde o temprano llegaría a su fin, dejando entonces al país igual o peor a como se encontraba antes del descubrimiento de la mina. No sería más que un sueño pasajero de riqueza que al agotarse haría renacer nuestras viejas y nuevas carencias.
“No debemos equivocarnos en la apreciación de los cambios que han seguida al auge de la industria petrolera en Venezuela; esta industria es precaria; está en manos extranjeras; es, desde el punto de vista económico, una provincia extranjera enclavada en el territorio nacional, y ejerce una influencia relativamente insignificante en la prosperidad económica de nuestro pueblo. No insistamos sobre lo del petróleo...”(2) Ibid. Pág. 197

      Con estas dos posiciones, Adriani veía sólo en el desarrollo de la actividad agro-exportadora la forma cómo Venezuela podía superar sus carencias económicas. El petróleo era, como tantas otras “Fiebres del Oro”, sólo una riqueza pasajera que culminaría con el agotamiento de los yacimientos o con el abandono de la actividad por parte de las compañías extranjeras.
Si bien ya para 1935-36, la riqueza petrolera comienza a dar sus primeros impactos de abundancia en la economía interna, su uso en consumo suntuario ya se observaba. Según su posición y sin esconder visos xenofóbicos: “En general, el latinoamericano, al adquirir un capital más o menos considerable, se preocupa sólo en tras formarlo en cosas de uso de lujo, y en goces y otros empleos extraeconómicos. La persona que ha acumulado el capital, o en todo caso, sus hijos, se retiran a su pueblo, a la capital a París, a vivir de sus rentas, y desertan la producción” (3) Ibid. Pag. 297
          En Venezuela se había abierto una alternativa distinta (al tradicional sector agro-exportador) a través del cual adquirir divisas. Sin duda, de no haberse iniciado la explotación petrolera y con ella la inserción del país a través de la renta, el proyecto de Adriani hubiera sido la única salida del país para su modernización. Pero esta otra alternativa (el petróleo) existía y, lo que es más, progresivamente sus dimensiones superaban cualquier expectativa hecha en base a la explotación agrícola. De allí que el proyecto de Adriani, en lo que se refiere a su indiferencia hacia el petróleo, quedará de lado.
En los años siguientes la idea de Adriani sobre la actitud productiva más que consumista que debe existir en la población y en el destino del excedente venido de los productos de exportación, prevalecerá; sólo que ahora la renta petrolera no podía ser ignorada, pasándose así a una reinterpretación del proyecto original de Adriani, pero ahora en términos de la necesaria vinculación entre renta petrolera y economía interna.
Mini Biografía de Alberto Adriani:
https://www.youtube.com/watch?v=bELYqeNrHbM

Arturo Uslar Pietri. Tesis mantenida toda su vida 
La inserción de la actividad petrolera a través de la renta y el progresivo desarrollo de la industria, se tradujo en que los ingresos fiscales por concepto de petróleo aumentaran 6,7 veces entre 1926 y 1938, mientras que los ingresos provenientes del resto de las actividades de la economía solo crecieron el doble para ese mismo período. Por otra parte, ya desde 1935 los ingresos petroleros representaban por sí solos más de la mitad de los ingresos fiscales totales del país.
De este modo, el petróleo no sólo había desplazado en importancia al resto de las fuentes ingresos del país (en particular la agro-exportación), sino que además le había otorgado al Estado un potencial financiero nunca antes visto en la historia republicana. Venezuela contaba por primera vez del excedente necesario para intentar avanzar en un proyecto de modernización siempre y cuando las condiciones políticas y sociales lo permitieran.
A partir de 1936 el proyecto de Adriani, quien simplemente había dejado de lado la actividad petrolera otorgándole un papel efímero en la economía nacional, ya no podía seguir sosteniéndose. La importancia del petróleo era evidente y de ningún modo se debía excluir de los planes de desarrollo; sin embargo, algunas de sus ideas fundamentales serán reinterpretadas por otros ideólogos de nuestra historia contemporánea.
A raíz de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez (1935), las fuerzas políticas del país aparecen en escena y, dentro de un marco de ciertas libertades, se inicia el debate de qué hacer con la renta petrolera, es decir, cuál será su destino. En los años que van de 1936 a 1945 un discurso se impone, y es el de Arturo Uslar Pietri.
a)    Carácter de la renta y su destino
         Uslar definirá a la renta petrolera  como un capital en si mismo, obviando el proceso productivo que le de origen. a. Carácter de la renta y su destino: “El petróleo no es ni una cosecha ni una renta, sino el consumo continuo de un capital depositado por la naturaleza en el subsuelo’ (4). Uslar Pietri: Arturo Sumario de economía Venezolana Pág. 243, Citado en Baptista A. y Mommer B.(1985) La capacidad de absorción de Capital: El Caso Venezuela, Caracas.  PDVSA, Mimeo

Al entender al petróleo como un “capital natural”, su destino no puede ser otro que la in versión o, lo que es lo mismo, debe destinarse a la generación de nuevos capitales. Esta visión plenamente identificada con la lógica del capitalismo se ajusta a la idea de que el capital de una economía debe reproducir más capital o, al menos, en la misma proporción de lo invertido; en caso contrario, de consumirse el capital y no haberse creado riqueza con él, la economías se ha descapitalizado teniendo nuevos capitales que reproducir lo perdido.
En términos concretos Uslar lo que propone es que el Estado canalice los ingresos petroleros, a través del gasto público, a la inversión de este “capital natural” (renta petrolera) en la creación y consolidación de un aparato industrial capaz de producir bienes y servicios con los cuales satisfacer las necesidades de la población. De aquí la frase: “Sembrar el petróleo” (frase de Alberto Adriani, que se le atribuye a Uslar)
Destinar la renta a la inversión lleva a que el Estado financie, a través de créditos y transferencias, el desarrollo del sector empresarial privado. Esto no es más que crear una clase burguesa desde el Estado (la cual propiamente no existía) para que ella fuera la encargada de consolidar la estructura industrial del país.
En resumen, el Estado debía distribuir “…sus ingresos en fomentarla vida económica privada, en subsidios a industrias, créditos a la producción, y ayudas y primas a la exportación. Esta forma de inversión es la que virtualmente podría alcanzar a un mayor número de venezolanos y la única que tiene la posibilidad de introducir modificaciones importantes en el cuadro desolador de nuestra dependencia. (5) 5 Ob Cit. Pág. 27

Es en las supuestas características intrínsecas que Uslar le atribuye al petróleo donde se encuentra la base justificadora de la inversión como destino. Si la renta puede entenderse como un ‘capital natural’ entonces éste le pertenece a quien es propietario del capital en una economía de mercado, es decir, a la burguesía. Por tanto este destino, que se deriva (o legítima) desde la percepción de su origen, no podía ser otro que la inversión del ingreso petrolero por parte de la incipiente burguesía nacional.
Estas interpretaciones que hace Uslar en cuanto al origen y destino de la renta caen en una contradicción de cierta magnitud. La renta, tiene un primer destinatario, y éste es el Estado venezolano, dado su carácter de propietario; por tanto, en el origen la renta es un bien público y colectivo. Uslar no cuestiona la propiedad del Estado sobre los
yacimientos; bien entendía que sólo la unidad que representaba el Estado y su soberanía permitiría obtener el máximo nivel de renta posible de las compañías.
Si bien en el origen la renta es un bien público, en el destino se convertía en un bien privado, más aún, en propiedad de un sector específico de la sociedad. Por entender al petróleo como un “capital natural”, Uslar puede pasar de asumir al petróleo como algo colectivo en su origen a considerarlo un capital privado en su destino, categorías éstas por lo demás excluyentes dentro de las ideologías de la economía política.
Llegados aquí, cabe hacer un primer juicio de este Proyecto Nacional. Al entender la renta como un “capital natural”, la conclusión es que éste debe ser invertido y no consumido (aspecto éste último sobre el que volveremos más adelante); en el mismo sentido se está dejando fuera de la distribución de la renta a todos aquellos que no participan en la dinámica económica a través de la inversión, es decir, a los trabajadores, a pesar de que éstos son mucho más numerosos. Entonces ¿la propuesta de Uslar no deja de lado a los grandes grupos nacionales y, por consiguiente, no se pretende con esto beneficiar a las élites?
En cierta forma lo anterior puede contestar- se con una afirmación; pero las cosas no son tan simples.
En el pensamiento de Uslar, firme creyente de las virtudes del capitalismo, el destinar la renta a la inversión permitiría la creación de empresas e industrias, cuya riqueza se distribuiría en forma de sueldos y salarios a los obreros de tales industrias, y podría “alcanzar a un mayor número de venezolanos”. Sin caer en la discusión de la verdad o no de tales supuestos (discusión ésta que nos llevaría muy lejos rebasando nuestro objeto de estudio), sólo podemos referirnos a las dudas que se presentan sobre las “virtudes” de destinar la renta preferencialmente a la inversión, cuando cincuenta años de esta práctica dan por saldo un país donde la brecha entre las clases se ha pronunciado.
Ahora bien, el destino de la renta a la inversión no se justifica solamente por los “beneficios” que ella reporta, sino también por los ‘males que se evitan” al no destinar la renta al consumo; en otras palabras, al aumento en los salarios y al mejoramiento en las condiciones de vida de la población.
b. El trabajo productivo
         Buena parte de la preocupación de Uslar tiene que ver con las actitudes facilitas y poco ajustadas a las virtudes del trabajo que la renta petrolera podía desencadenar en la sociedad venezolana.
          Esta idea, ya asomada por A. Adriani, se basaba en que, al disponer el país de una riqueza tan abundante como el petróleo y al no provenir ésta de las relaciones económicas internas del país, el peligro de que la riqueza fácil corrompiera a la sociedad siempre estaba presente.
Para Uslar todo ingreso adicional que recibiera una persona, institución o país, que no se derivara del esfuerzo que precede al ingreso mismo, lleva al despilfarro.
De esta forma en la medida en que el ingreso petrolero se destinara al consumo, lo que se estaba haciendo era corromper a la sociedad y su capacidad de “sacrificio” en favor del bienestar. Negar la posibilidad de que el petróleo se destine a solucionar en el corto plazo las carencias de la población, dado el prejuicio moral que ello implicaba, es otra forma de argumentar en favor de la inversión como único destino posible de la renta petrolera. En palabras de Uslar:
«El verdadero mal, el mal casi irreparable, (...) está en que (...) se ha pervertido, Dios sabe hasta qué profundas fibras, el sentido de economía del pueblo venezolano. Se le ha enseñado, en todas sus capas sociales, a desdeñar el trabajo por el maná, a pensar en términos de magia y no de contabilidad, a perderla noción de los precios, de los costos y del equilibrio económico (6) Uslar Pietri, Arturo: Venezuela en el petróleo Pág.117, Citado en Baptista y Mommer
       Este tipo de comentarios serán frecuentes en Uslar Pietri, en particular cuando se encuentra en la oposición, a partir de 1945, cuando la Revolución de Octubre deponga el gobierno de Medina y se inicie un nuevo Proyecto Nacional algo distinto al propuesto por Uslar.

Arturo Uslar Pietri
https://youtu.be/KrMzu1vUqmA

Bibliografía: 
Tomado de 
España Pedro Luis (1998) Venezuela y su Petróleo, Curso de formación sociopolítica 11,  Caracas. Centro Gumill. 

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